Todos hemos visto cómo en las tiendas los precios pocas veces son indicados con cifras cerradas y redondas, y en cambio, con mucha frecuencia, se utilizan cantidades que incluyen centavos.

Primero que nada, hay que considerar que los precios al menudeo son definidos a partir de grandes volúmenes de mercancía, a los cuales se les agregan porcentajes por diversos conceptos como el margen de ganancia del establecimiento y los impuestos al consumo. Hacer operaciones con este tipo de cifras suele resultar en cantidades con centavos.

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Además, existe un factor a destacar en este tema: los llamados precios psicológicos, utilizados como estrategia de marketing, con la finalidad de dar la impresión al consumidor de que el artículo tiene un valor menor al que objetivamente tiene. Por ejemplo, al leer en los precios “19.99” asumimos que el producto vale menos de 20, aunque al adquirir solamente una unidad tal diferencia es apenas perceptible en términos prácticos. Otro ejemplo es cuando, en vez de 1000, el precio anunciado es 999. En este caso el efecto es mayor, ya que a pesar de que solamente estamos ahorrando 1, el hecho de que el precio contenga una cifra menos genera inconscientemente la percepción de que se trata de un precio considerablemente menor en la persona que lo lee.

Aunque la estrategia de los precios psicológicos parecería ser una causa natural de pérdida para las tiendas, el resultado final es el opuesto, ya que genera una notable elevación en las ventas, misma que amortiza la pérdida ocasionada por los pequeños “descuentos”.

 

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