Todos conocemos el hecho de que los OVNI (objetos voladores no identificados) casi siempre son descritos como platos o platillos, pero muy pocos conocen la historia real a la que debemos la presencia de esos frisbis o tazones flotantes en el imaginario colectivo.
El término platillo volador proviene del inglés flying saucer, y tiene una historia poco conocida: en 1947, dos años después de la II Guerra Mundial, un piloto civil norteamericano, Kenneth Arnold, sobrevolaba la cordillera de las Cascadas en Washington, cuando vio una serie de objetos con forma de búmeran que se desplazaban a gran velocidad. En esa etapa de la historia y la geopolítica, en la que el espionaje y la carrera armamentista y de inteligencia entre Estados Unidos y la URSS crecía a pasos agigantados, se pensaba que los soviéticos eran capaces de desarrollar drones de espionaje capaces de desplazarse a velocidades inéditas. Arnold, certeramente o no, calculó la velocidad de los objetos que divisó en 1500 kilómetros por hora.
Al no poder comunicarse con el FBI para reportar su avistamiento, Arnold recurrió al periódico East Oregonian, siendo atendido por los periodistas Bill Bequette (editor) y Nolan Skiff (redactor). El primero sería conocido a la postre como “el inventor de los platillos voladores”, dado su famoso “error”: Arnold explicó en el East que los objetos “volaban erráticos, como un platillo si lo lanzas sobre el agua”, lo que fue malinterpretado como “tienen forma de platillos”. La equivocación fue señalada públicamente por el propio Arnold en una entrevista para Edward R. Murrow de la cadena CBS, al aire el 7 de abril de 1950.
Este hecho, no tan difundido como los videos y fotografías de supuestos platillos voladores, detonó un fenómeno masivo que se expandió por todo el planeta, derivando en lo que hoy es un axioma de la ufología, la ciencia ficción y aporte indiscutible a la iconografía mundial: las naves espaciales con forma de platos. Además, esto fue esencial para el surgimiento de la pseudo ciencia conocida como ufología, así definida por la Real Academia Española:
Simulacro de investigación científica basado en la creencia de que ciertos objetos voladores no identificados son naves espaciales de procedencia extraterrestre.