Espiar a otras personas es una inquietud que puede surgir de manera natural en cualquiera de nosotros. A través del tiempo la curiosidad siempre ha estado presente en el ser humano y más cuando se trata de saber qué es lo que piensan o hacen las personas que resultan importantes en nuestras vidas.

Ya sea por motivos laborales, amorosos, familiares o de cualquier otra índole, nos pasa por la cabeza espiar a otras personas, especialmente para atraer a nosotros una sensación de seguridad.

Pero sin duda alguna desde que internet, las redes sociales y los servicios de mensajería instantánea se volvieron parte inseparable de nuestro día a día, el interés por conocer a fondo lo que otras personas hacen se ha exacerbado. De hecho todos somos espiados en nuestras actividades en línea, de una u otra forma, legal o ilegalmente.

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Según el psicoanalista Ricardo Rubinstein, somos “curiosos” de la privacidad y acciones de otras personas en línea debido a que las propias plataformas digitales están concebidas para ello, al estimular lo escópico (es decir lo alusivo a lo visual, a ver y a ser visto). También establece que estos comportamientos se relacionan desde el punto de vista de la psicología humana con la curiosidad infantil.

Espiar a otras personas en línea

Hoy en día existen maneras, por ejemplo, de espiar conversaciones de Whatsapp, y esto se debe a que este tipo de actividad representa todo un mercado para desarrolladores web y de software. Se pueden conocer cosas como quien mira tu perfil de whatspap y muchas más por medio de apps y asesorías especializadas, como las provistas por el sitio https://comoespiarmovil.com y algunos otros. No obstante, existen otras maneras de realizar lo que se conoce como “stalkear”, lo cual según Daniel Monastersky, experto en temas legales relacionados con la informática, no es sino un ejercicio de Open Source Intelligency o búsqueda en fuentes abiertas, acto que es considerado perfectamente legal al tratarse de información pública.

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Es común que cuando comenzamos a tratar con alguien, sea para fines personales o profesionales, primero busquemos su perfil en redes sociales para saber con qué tipo de persona estamos interactuando. Esto pasa incluso cuando alguien va a ser contratado por una empresa, debido a que lo que publicamos en nuestras redes es, al menos, un reflejo no ya de lo que somos, sino de lo que queremos mostrar de nosotros a los demás.

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Por otro lado existen personas que espían para fines ilegítimos, por lo que la mayor parte de las grandes empresas que manejan cantidades importantes de información confidencial, así como los gobiernos, han optado por contratar o desarrollar estrategias de seguridad de la información.

Debido a todos estos temas se recomienda tener discreción y mucho cuidado a la hora de compartir fotografías, datos y cualquier información que pueda ser considerada confidencial a través de las redes sociales y servicios de mensajería instantánea, ya que cuando uno sube un material a la red siempre estará expuesto a que caiga en malas manos y se le de un manejo contrario a los deseos del usuario que lo subió

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