Muchos coleccionistas de videojuegos de la vieja guardia han observado que la consola Super Nintendo se vuelve entre amarilla y café con el paso de los años, sin que parezca existir un motivo aparente para esto.
El extraño cambio de color se debe al material plástico conocido como estireno butadieno acrilonitrilo, abreviado ABS. El plástico era altamente inflamable, por lo que su utilización en aparatos eléctricos suponía un riesgo. Para evitar algún accidente, se le agregaban químicos para retardar la combustión, como el bromo, que en estado natural es del color que tantos coleccionistas de videojuegos de 16-bit odian en sus viejas consolas. El proceso “detona” cuando el bromo (en este caso la carcasa de la consola) es expuesta a la luz, provocando oxidación. Gradualmente, la consola se pondrá inevitablemente amarillenta.
Este problema fue corregido más tarde, realizando cambios en la fórmula química original del plástico con el que se fabricaban las carcasas. De esta forma el problema de los Super Nintendos amarillos sólo fue visto en las primeras ediciones de la consola original. Sin embargo, fue tan común que muchísimos gamers de la época recuerdan las consolas “oxidadas”. Hoy en día existen varios tutoriales en internet, enfocados a divulgar maneras de restaurar el color original de la SNES.