El adbervio conjuntivo ergo es todavía relativamente común en el idioma español, a pesar de estar ya catalogado como una expresión arcaica, es decir, en desuso. Suele pasar que, al encontrarnos con esa palabra en algún texto, nos hace detenernos para pensar en qué significa, o si está correctamente aplicada. Este vocablo se utiliza para plantear consecuencia, como si dijéramos “y como consecuencia de” o “entonces” o “en consecuencia” o “porque”. La palabra tiene un uso más correcto cuando va después de un punto y coma, ya que sirve para unir dos ideas y también es un adverbio y funciona como tal.

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Ejemplo de uso de esta palabra:

Sé de cultivo de frutas; ergo, provengo del campo.

También se puede utilizar al inicio de un enunciado. Proviene del latín ergō, que quiere decir “por consiguiente”.

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