El legendario artista británico Charles Chaplin pasó la última etapa de su vida exiliado en Suiza, pese a haber tenido un gran éxito como actor, director, productor, escritor y compositor en los Estados Unidos.
El motivo de su exilio fue netamente político. Para empezar, se negó a apoyar la intervención militar de los Estados Unidos en la II Guerra Mundial, a pesar de que un año antes de dicha incursión, había realizado y protagonizado su primera cinta hablada: El gran dictador, parodiando a los gobiernos dictatoriales de Alemania e Italia.
Más tarde, en Monsieur Verdoux, criticó al propio capitalismo, señalando que las guerras son provocadas artificialmente por el propio sistema. No se puede negar que otra de sus grandes películas, Tiempos modernos, contiene una crítica humorística hacia el modo de producción capitalista y el estilo de vida de los trabajadores bajo éste.
La prensa norteamericana lo acusó de comunista, señalamiento que tomó mayor fuerza cuando Chaplin comenzó a frecuentar a reconocidas personalidades rojas como Bertolt Brecht, y a acudir a actos organizados por funcionarios soviéticos.
De esta manera, el Comité de Actividades Antiestadounidenses lo acusó de realizar “actividades antiamericanas”.
En 1952, publicó la cinta Candilejas. Se trasladó al Reino Unido para el estreno, situación que fue aprovechada por el famoso policía político Edgar Hoover, quien realizó las gestiones necesarias para que Chaplin no pudiera reingresar a territorio estadounidense. Lo acusaron de pertenecer al Partido Comunista y de delitos en contra de la moralidad vigente, además de ingratitud para con el país que le había hecho rico.
Chaplin adquirió una mansión en Corsier-sur-Vevey, Suiza, donde permaneció hasta su fallecimiento, el 25 de diciembre de 1977.
