Mucha gente a lo largo y ancho del mundo confía en el tarot y sus poderes de adivinación. De hecho, se sabe que estos singulares naipes para ver el futuro han acompañado al ser humano desde nada menos que el siglo XIV, y por alguna razón continúan como una práctica no solo vigente en nuestros días, sino ampliamente utilizada por personas de todos los estratos.

La gente confía en el tarot desde hace mucho tiempo

Aunque no se ha establecido con exactitud cuándo fue que la adivinación por medio del tarot comenzó, la primera referencia al tema data del siglo XV, con el tarot del Duque de Milán (Filippo María Visconti).

Durante los siglos XVIII y XIX Eliphas Levi y otros ocultistas realizaron una investigación que buscaba relacionar al tarot con la cábala del judaísmo jasídico e incluso con el simbolismo de la cultura egipcia, lo que, de ser cierto, aumentaría por muchos siglos su linaje histórico. Otros investigadores sugieren que el tarot se origino durante la Edad Media, entre los cátaros o albigenses, movimiento gnóstico europeo de los siglos XI y XII.

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En el siglo XV se produjeron las cartas que podrían considerarse las más parecidas a los mazos de tarot que hoy se pueden encontrar. En un texto de Martiano da Tortona realizado alrededor de 1418, se habla de un mazo características muy similares a las actuales. Este texto está datado al menos 15 años antes que cualquier otra fuente que hable de unas cartas de este estilo. El mazo descrito ahí contaba con 16 triunfos.

Aunque existen muchas otras referencias de esa época y posteriores que podrían arrojar un poco de luz acerca del posible origen del tarot, es cierto que la mayoría de ellas proviene o está relacionada con los altos círculos italianos de ese momento, de donde debe haberse vuelto una práctica común que terminó trascendiéndolos.

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No obstante, hay que decir que la adivinación es una costumbre que ha acompañado al ser humano prácticamente desde sus orígenes y le ha servido para traer consuelo, esperanza o amargura por igual a su entorno.

Lo cierto es que en muchas ocasiones las predicciones que arroja el tarot parecen ser totalmente certeras, al comprobarse con el paso del tiempo. Aunque los detractores del sistema lo desacreditan constantemente, mucha gente continúa teniendo confianza en su certeza y recurriendo a las personas que lo trabajan. Aún en pleno siglo XXI, se utiliza no solo para saber el futuro sino para variadas cosas, como interpretar los sueños.

Pero las nuevas tecnologías no podían dejar de lado al tarot, y hoy en día existen recursos digitales que permiten consultar el destino, tanto en software preinstalado como en línea, de manera totalmente interactiva. Incluso hay sitios de internet que brindan tarot gratis a sus visitantes y por ello están adquiriendo popularidad de manera creciente y sostenida.

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La necesidad del ser humano por conocer qué le depara el futuro podría denotar impaciencia, pero al parecer es inherente a su naturaleza. El tarot y cualquier otra práctica de adivinación no buscan sino satisfacer esa necesidad y apoyar con certidumbre, alivio o incluso prevención a las personas. Cada uno puede forjarse un punto de vista propio sobre esta clase de prácticas y creencias, sin embargo es indiscutible que si tanta gente confía en el tarot y otras adivinaciones, algo interesante debe haber detrás de ellas.

 

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