Bueno, en realidad la respuesta es muy sencilla: si las mandarinas no tuvieran semillas, no existirían en este mundo, porque las semillas sirven para que haya nuevos árboles. Sin embargo, hay que establecer que existen tres tipos de estos frutos: las clementinas, las japonesas setsume y las híbridas, entre las que hay variedades sin semillas.  Las mandarinas clemenvillas, por ejemplo,  son frutas híbridas (mezclas entre especies),  frecuentemente producto de la intervención humana.

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La polinización es el principal factor que provoca que las mandarinas tengan semillas, inclusive en las variedades que no las tienen. Si algún vector de polinización (como las abejas o incluso el viento) transporta el polen hacia las flores, fecundando sus óvulos, habrá semillas.

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