Si estás pensando en impermeabilizar una terraza o cubierta quizá eres alguien previsor, o en caso de que no lo seas ya estás sufriendo los estragos de la lluvia, la humedad y en general los factores ambientales que afectan a cualquier inmueble. Especialmente con la llegada de las lluvias, las cuales pueden provocar daños graves a las estructuras y para evitarlo se requiere de una impermeabilización correcta sobre terrazas, cubiertas y azoteas.
La impermeabilización es un trabajo que requiere ser llevado a cabo por profesionales, así que es importante que se considere la contratación de una empresa humedades, ya que el trabajo quedará hecho de manera óptima si se elige una buena opción entre las que existen en el mercado.
También es importante que el trabajo se realice utilizando el material adecuado, eligiendo el mejor producto para proteger las superficies manteniendo la humedad fuera de la estructura superior del edificio.
Impermeabilizar una terraza o cubierta: los tipos de trabajo
En resumen existen dos tipos de impermeabilización aplicables a un inmueble: el de tipo preventivo, que como su nombre lo indica busca evitar que la humedad y otros factores ambientales lleguen a penetrar sobre una superficie donde todavía no lo hacen. Es muy recomendable aplicar la impermeabilización de esta manera, ya que es más sencillo, rápido y económico en términos generales.
La segunda es, por supuesto, la impermeabilización correctiva, la cual tiene como objetivo corregir filtraciones, manchas de humedad, goteras o incluso deteriores mayores en la estructura de un inmueble. Como resulta lógico pensar, este tipo de trabajo suele requerir de mayores presupuestos y ser mucho más tardado que el preventivo.
En términos generales es importante impermeabilizar una terraza o cubierta si aún no se cuenta con este beneficio. Si por el contrario ya se tiene, hay que estar atentos a la aparición de “síntomas” que pudieran sugerirnos que nuestra impermeabilización está comenzando a fallar. Con esto nos referimos a las eflorescencias en muros y techos, tales como manchas de sulfatos y nitratos alcalinos, que son parte del material de construcción y son disueltos por el agua al permear esta hacia el interior de la mezcla por la ausencia de impermeabilización. Como ya se comentó arriba, el riesgo de este tipo de procesos químicos en el material de nuestra casa o edificio no es netamente estético, ya que descompone las propiedades originales del material de construcción y puede derivar en daños estructurales serios.
Otro posible daño que puede provocar una mala o nula impermeabilización es el deterioro de los bienes que se tienen ubicados al interior del inmueble. Las molestas goteras o incluso filtraciones de agua menores pueden poner en riesgo muebles, alfombras y aparatos electrónicos, entre otros bienes cuya reposición podría conllevar un gasto mucho mayor que el generado por la impermeabilización.
Todo esto sin mencionar que la instalación eléctrica, alojada al interior de paredes y techos, también queda expuesta a la humedad, lo que puede provocar daños mayores e incluso un accidente, además de cortes de energía. Y, por si fuera poco, los repellados de las paredes y techos suelen degradarse y terminar por caer cuando los problemas de humedad no se atienden.
Hay muchas razones por las que contratar una empresa experta en humedad es una buena decisión, solo hay que elegir la mejor opción y revisar que los procesos y materiales utilizados cumplan con estándares de calidad.