La música es considerada arte por una sencilla razón: el arte es la actividad o producto mediante el cual los seres humanos expresan emociones, ideas y visiones de la vida y la realidad.
Así, la música es una actividad creadora, con la que se produce un objeto sensible: la música, las piezas musicales, que se originan de dicha actividad artística. A distintos niveles, también expresa sensaciones, emociones, ideas y proyecta la realidad.
Aunque la música en su conjunto se adecua perfectamente a esta definición básica, lo cierto es que el concepto de arte ha tenido numerosas interpretaciones a lo largo de la historia, y a menudo el determinar qué es arte y qué no lo es, es un proceso donde la subjetividad juega un papel importante: lo que para unos inobjetablemente es arte, para otros simplemente no lo es y nunca lo será.
Sin embargo, existen criterios para valorar la calidad de una pieza artística, los cuales, sin eliminar por completo la subjetividad en el análisis del arte, proporcionan herramientas para apreciarlo de una manera más crítica. Estos criterios se pueden adquirir únicamente con la lectura especializada y con la exposición constante del individuo a diversos tipos de contenidos musicales.
