El olor del sudor humano puede llegar a ser sumamente penetrante, tanto así que a través del tiempo se han inventado numerosos métodos para suprimirlo, desde remedios caseros hasta los modernos desodorantes en aerosol y roll-on.

Para empezar, hay que definir que el sudor proviene de unas glándulas localizadas en la dermis, llamadas glándulas sudoríparas. A su vez, dichas glándulas se dividen en ecrinas y apocrinas. Las primeras prácticamente producen sales minerales disueltas en agua, y las segundas una variedad de sustancias: feromonas, lípidos y aminoácidos, entre otras.

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Las glándulas sudoríparas apocrinas se encuentran principalmente en el área de las axilas, la zona genitales y en las extremidades. Comienzan a trabajar con intensidad en la pubertad, debido a que en este periodo comienzan a producirse las feromonas (relacionadas con la atracción sexual).

Cuando acaba de ser segregado, el sudor no tiene un olor tan penetrante ni desagradable, pero pasado un rato se intensifica y en algunos casos es difícil que pase desapercibido. Esto se debe a la existencia de una flora bacteriana en nuestra piel, que descompone las sustancias segregadas por las glándulas apocrinas y se alimenta de ellas, creando procesos químicos de corte fermentativo, generando desechos ricos en amoniaco, alcohol, sulfuros y otras sustancias, las cuales generan el olor característico del sudor.

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