El bordo de Tijuana es un asentamiento gracias al endurecimiento de la política migratoria de los Estados Unidos, que se ha traducido en una mayor dificultad para ingresar ilegalmente al país desde México.
En 1994 se realizaron labores de ampliación de la barrera fronteriza, para dificultar el acceso a los millones de inmigrantes indocumentados que penetraban las fronteras de Estados Unidos, provenientes de México y otras naciones de América Latina. Más tarde y con el avance tecnológico, las autoridades norteamericanas implementaron el uso de drones y sensores de movimiento para detectar el flujo de inmigrantes ilegales. A su vez, el 17 de mayo de 2006 el Senado de los Estados Unidos aprobó por mayoría la construcción de un mucho más reforzado muro fronterizo, convirtiendo a la frontera México-Estados Unidos en una de las más vigiladas del planeta.
Este endurecimiento ha provocado que los inmigrantes que intentan cruzar y no lo logran, permaneciendo en Tijuana durante unos días, terminen quedándose sin recursos y en situación de indigencia. Frecuentemente, estas personas se instalan en el asentamiento irregular conocido como “bordo” de Tijuana, de más de 3, 000 personas. El Bordo es una canalización de aguas del fronterizo Río Tijuana, donde las personas en situación de calle habitan dentro de excavaciones que ellos realizan, conocidas como ñongos, o bien en brechas, agujeros, ventilas o desagües.
En el llamado “bordo” destaca la numerosa presencia de mexicanos que vivieron largos períodos de tiempo en Estados Unidos y que al ser deportados (atrapados por faltas menores, frecuentemente de tránsito) son introducidos a México por Tijuana, donde ante la falta de recursos se instalan en este lugar. En muchos casos, dichos inmigrantes dejaron familia, casa e hijos (con nacionalidad) en Estados Unidos. Estas personas, que en muchas ocasiones tampoco cuentan con documentos mexicanos, encuentran discriminación al llegar a Tijuana, donde no logran ser contratados ni regresar a sus lugares de origen.
