Se piensa que los búhos giran la cabeza por completo, e incluso se le llegan a atribuir propiedades diabólicas. La realidad es que esta especie no gira la cabeza por completo, aunque en verdad está cerca de tal proeza: pueden girar la cabeza hasta 270 grados, lo que los dota de una habilidad única en lo que a campo de visión se refiere.
Se piensa que el búho desarrolló esta habilidad de manera evolutiva, gracias a su mayor capacidad para detectar a sus presas. Los búhos, además de su excelente vista y a diferencia de otras especies de aves, cuentan con pabellón auditivo externo, una especie de orejas visibles que le han permitido agudizar este sentido. Eso lo convierte en un cazador astuto e implacable, que sólo necesita orientar su visión y oído para saber dónde está su presa y cómo la alcanzará.
