Es posible que te preguntes por qué la ansiedad en el siglo XXI, ya que este mal se ha vuelto sumamente común a lo largo de las últimas décadas, al grado que en la actualidad se le ha llegado a denominar como “la enfermedad del siglo XXI”.

La ansiedad es una reacción natural a las presiones psicológicas que experimentamos dentro de nuestro entorno. Sirve para concientizarnos ante potenciales situaciones amenazantes que se nos presentan en la vida cotidiana, por esa razón la percibimos durante momentos de incertidumbre o que son decisivos para nosotros. Sin embargo también puede representar un serio trastorno que nos impida llevar nuestra vida de una manera normal y saludable.

La ansiedad se describe como una sensación de preocupación o aprehensión ante un evento que está por ocurrir o que tiene posibilidades de presentarse, en especial frente las posibilidades o panoramas desfavorables. Al experimentarla se perciben síntomas como el aumento en el ritmo cardíaco, el insomnio, la sensación de presión en el pecho, los cambios de humor y en el campo psicológico es muy frecuente que se asocie con la depresión. Hay que señalar que en los casos patológicos (como el Trastorno de Ansiedad Generalizado, conocido por sus siglas TAG) la ansiedad no necesariamente se va a presentar ante riesgos reales, sino también ante algunos que no existen o que en términos prácticos resultan poco factibles.

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La ansiedad en el siglo XXI y los factores más comunes que la causan

El ritmo de vida en el siglo XXI está lleno de factores que pueden provocar y agudizar las crisis de ansiedad en las personas. Uno de los principales es sin duda el estrés. Los contextos sociales son elementales para que los casos más graves de ansiedad se produzcan, por ello es recomendable que las personas que la padecen se alejen de entornos excesivamente hostiles o competitivos, cuando esto es posible.

Otro factor importante que origina este padecimiento es el biológico. Hay personas que tienen una mayor predisposición genética a padecer ansiedad que otras, lo cual también coadyuva para disparar los efectos adversos de la enfermedad.

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También los procesos formativos son importantes, ya que algunas personas desarrollan metodologías propias para afrontar la ansiedad cuando ésta se presenta, lo cual consiguen gracias a las características de su propio aprendizaje en la vida y a la personalidad que han logrado desarrollar con el paso del tiempo.

Además de los mencionados existen factores extrínsecos que pueden detonar un trastorno de ansiedad, tales como el consumo de alcohol o drogas, la experimentación de algún acontecimiento traumático o difícil de superar y por supuesto el encontrarnos ante cualquier situación que nos exija más de lo que estamos facultados para dar.

Factores de mantenimiento

Lo más peligroso para las personas que padecen ansiedad son los círculos viciosos que la enfermedad produce: al padecerla, las personas pierden capacidad para confrontar los sucesos que se presentan en su vida, lo cual les produce cuadros más graves de la enfermedad. A eso se puede agregar el hecho de que muchas veces no es fácil identificar y solucionar las causas de la condición misma, por lo que se pueden establecer procesos erróneos para tratar de combatirla, además de que quienes padecen ansiedad son propensos a crear mecanismos fóbicos y por ello rehuir a ciertas situaciones y personas.

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Cuando una persona detecta que padece síntomas relacionados con la ansiedad y en especial cuando no logra confrontarlos adecuadamente, lo mejor es que acuda en busca de ayuda de personas especialistas en el tema. Existen procedimientos eficaces para minimizar los efectos nocivos de la ansiedad en el siglo XXI y alcanzar un nivel de vida óptimo. En resumen el siglo XXI está tan asociado con la ansiedad debido a que el tren de vida dentro de él, lleno de actividades humanas que exigen numerosas habilidades y características, somete a las personas a altos niveles de estrés y de situaciones que suelen llevarlos psicológicamente al límite.

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